Wednesday 27 October 2010

Las Imágenes Mudas

Las imágenes no necesariamente tienen que ser visuales. Hay imágenes táctiles, olfativas y palatinales. Hay imágenes que son creadas en nuestro cerebro, con estímulos externos muy discretos e imágenes que nos asaltan con los ojos cerrados. Por ahora me dedicaré a las imágenes convencionales, aquellas que percibimos a través de nuestro aparato visual y que procesamos en nuestro cerebro y que, generalmente, tienen dos dimensiones y se encuentran impresas en papel o creadas en una pantalla.

En nuestra sociedad, es innegable que la imagen se ha convertido en una de las formas preponderantes de comunicar información. Sin embargo, el dominio de la imagen se contradice con su casi irrelevante presencia en el curriculum de las escuelas. Esta ausencia ha convertido a las imágenes y, por lo tanto sus dominios, en un terreno ajeno a la educación formal, dejando el texto y las palabras dentro de la escuela y a todo lo demás, en la puerta. Sin embargo, no quiero sonar determinista y tengo la impresión que, de la mano de las nuevas Tecnologías de la Información, las imágenes están entrando a raudales al aula. De este modo ahora podemos ser presas del otro fenómeno; llenarnos de imágenes vacías de contenido o, aún peor, que nadie pueda leer.
La alfabetización visual es un concepto heredado de los años 50`s (aunque el término fue acuñado en los 70`s) que se ha modificado y ha sido largamente debatido desde su utilización en publicaciones especializadas. Sus orígenes no son, sin embargo, ingenuos y buscaban en cierto modo proteger a los jóvenes del bombardeo mediático de las imágenes. Enmarcada dentro de una lectura crítica de la imagen y liderado por investigadores como John L. Debes, Clarence Villiams, Colin Murray y Turbayne su propósito era introducir la alfabetización visual como parte del curriculum de las escuelas, en forma transversal. Para propósitos puramente didácticos me arriesgaré a una definición de alfabetización visual que reza: “grupo de competencias que permite interpretar y componer mensajes visuales”, es decir, una persona alfabetizada visualmente es capaz de identificar los elementos constitutivos de las imágenes, del sistema simbólico usado y describir la experiencia o evento visual” (Villa, 2008). Definición bastante amplia que permite ir desde la semiótica de las imágenes hasta la comprensión que las diversas técnicas y el uso del color tienen en la comunicación de contenido. Aún más, Rudolph Arnheim indica en su clásico libro "El pensamiento visual" que el pensamiento visual es la base para cualquier tipo de pensamiento, de modo que el lenguaje visual puede entenderse como la exteriorización de un pensamiento visual asentado. Enseñar a leer imágenes, por lo tanto, no es solo un ejercicio estético sino un recurso cognitivo relevante y, podríamos decir, fundamental para el desarrollo del pensamiento.

En el escenario actual, con las tecnologías de la información obligando a los docentes a interiorizarse del lenguaje de las imágenes el tema se hace transversal a todos los contenidos escolares y no solo al ramo de artes visuales. Por ende, la percepción visual no es algo intuitivo; no porque tengamos un aparato visual podemos leer imágenes. La percepción es algo que sucede porque poseemos un aparato visual pero leer imágenes es algo que debe ser aprendido. Como dice Serafini; para leer imágenes necesitamos las mismas habilidades que se necesitan para decodificar un texto escrito. Quiero insistir en que la alfabetización no se basa solo en un ejercicio de apreciación estética, aunque estos ejercicios son esenciales por sí mismos; un idnividuos capaz de leer y decodificar imágenes ampliará su desarrollo cognitivo porque podrá incluir mayor información en su repertorio de conocimientos, así como capacidad de procesamiento de tal información. Ortega (1996) ha realizado una serie de experimentos en torno a un programa de alfabetización visual que le ha permitido observar que individuos entrenados visualmente procesan mejor la información que reciben de estímulos visuales y aumentan la independencia cognitiva de sus pensamientos; son más críticos con respecto a lo que ven y mas analísticos en torno a sus relaciones. Así como aumento en sus competencias perceptuales y atencionales.

De este modo, hemos hablado de las bondades de la alfabetización visual en la educación formal. Es innegable que los beneficios obtenidos de la alfabetización visual son deseables de ser incluidos en cualquier curriculum escolar. ¿Por qué, entonces, su ausencia?
Una posible razón es que la alfabetización visual se encuentre ligada y reducida a las artes visuales. Considerando que las artes visuales también entregan habilidades transversales a todas las otras asignaturas es un poco injusto pensar que, por relacionarla a ellas, la alfabetización visual se ha visto olvidada, pero ésa es una lógica común. Otra razón es histórica y es que las imágenes en la educación han tenido un papel secundario a la entrega de contenidos. Una muestra de esto es que, a medida que los niños crecen las imágenes ilustradas comienzan a desaparecer de los textos escolares y a ser reemplazadas por fotografías y a disminuir su número. Otra razón es su necesidad. Si se considera que las imágenes son mudas o accesorias, ¿para qué enseñar a leerlas? Styles y Arizpe en su investigación "Niños Interpretando Imágenes" nos dicen que los niños son capaces de integrar las multiples narrativas que las imágenes sugieren a la comprensión de la historia así como comprender elementos como la ironía a través de la lectura de imágenes. Sin embargo, al comparar el mismo conocimiento que esos adultos tienen sobre las imágenes se observa una pérdida de ese conocimiento, al sindicar las ilustraciones de los libros como accesorias.
Ene ste escenario me dan ganas de proponerle a las escuelas que grafiquen su conocimiento, aquél que quiere transmitirle a los niños. Que pintemos murales que apelen al conocimiento, a lo que es importante saber y a lo que es importante recordar. Angkor Wat, esa ancestral ciudadela que descansa en Camboya, tiene las paredes del muro exterior llenas con imágenes en relieve. Estas imágenes narran la historia de la creación de ese imperio. Tatuadas en la piel de su recinto mas sagrado, la civilización Khmer se encargó de dejarle un legado, no solo a sus niños, sino a todos nosotros. Y lo hizo a través de imágenes.



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